La Importancia del Silencio para la Salud: El Nuevo Bálsamo

La ciencia y la experiencia revelan la importancia del silencio para el bienestar.

Parque para disfrutar la importancia del silencio para la salud.

Dice un refrán que había un hombre tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tenía era dinero. Y que también había un hombre tan rico, tan rico, tan rico, que no tenía mucho dinero, pero tenía un grupo de amigos de verdad y muy buena salud. Esto es cierto también para la importancia del silencio para la salud.

Hoy más que nunca estamos al tanto del lugar de la salud sobre nuestro bienestar. Nunca hemos estado tan informados de porqué es importante comer bien, dormir bien, hacer buen ejercicio. La calidad de nuestra salud es fruto de la calidad de nuestro estilo de vida. Somos lo que comemos; entre mejor dormimos, más nos reímos; entre más nos movemos, mejor nos sentimos. 

¿Estará nuestra salud ligada también a lo que alimenta nuestros oídos? ¿Será que así como la comida chatarra nos enferma, también el ruido nos hace mal? O, puesto a la inversa, ¿será que así como el ejercicio y una dieta sana nos hacen bien, el silencio y el equilibro acústico también?

Todo apunta a que así es. Doctores, científicos, y nuestra experiencia del día a día continúan confirmando varios beneficios para la salud de vivir con menos ruido y con más silencio. Específicamente, el silencio…

  • Mejora el estado de ánimo
  • Reduce el riesgo de enfermedades
  • Mejora la calidad del sueño y del descanso

…y todo esto en conjunto nos permite vivir mejor y más felices. Exploremos porqué.

El Silencio Mejora el Estado de Ánimo

Tenemos que remontarnos hasta la Era de Piedra para entender mejor porqué el silencio mejora nuestro estado de ánimo. En las épocas de las cavernas, y durante gran parte de la historia de nuestra especie humana, nuestros antepasados tuvieron que defenderse constantemente de animales salvajes y de tribus invasoras. (En ese entonces, obviamente no había rejas, ni sistemas de alarmas, ni cámaras de seguridad.)

Más bien, la principal manera de detectar animales salvajes y tribus invadoras, era con el ruido. Sobre todo en la noche: cuando en ese entonces no había focos ni alumbrado eléctrico ni celulares con luces LED. Literalmente, en la noche no se veía nada. Entonces el ruido, más que nada, ponía a la gente en estado de alerta de que algún peligro estaba cerca. 

Es por eso que, ante la presencia de sonidos extraños, el cerebro aprendió asociar el ruido con peligro. Y entonces, ante la presencia de ruido, el cerebro comenzó a disparar niveles elevados de cortisol en la sangre. ¿Por qué? Porque junto con la adrenalina, el cortisol es la hormona que nos hace reaccionar ante el peligro. El cortisol es la hormona que nos pone alertas o violentos. Es la hormona que, de hecho, nos ‘irrita’ lo suficiente para vencer el sueño y levantarnos de la cama todos los días.

Así que el ruido y el cortisol van de la mano. Entre más ruido, más cortisol —y entre más cortisol, más nos ponemos irritables y más nos ponemos estresados—. Un poco de ruido nos hace estar alertas. Pero también hace que nos pongamos a la defensiva y que nos pongamos de mal genio, listos para embestir contra no importa quien se nos ponga al frente. El cortisol es echarle combustible a nuestros instintos cavernícolas. 

Y por eso un poco de cortisol es bueno —y hasta necesario—; pero mucho cortisol, no tanto…

Esto lleva a la revista Healthline a recomendar espacios de silencio y de tranquilidad para que mermen estas hormonas ‘guerrilleras’. Sin ruido se liberan más bien las hormonas de la felicidad —las endorfinas, la oxitocina, y la serotonina—. En espacios de silencio y sin ruido es donde nuestros organismos están en su más y mejor. Con mayor tranquilidad, nuestros cuerpos no se estresan por el cortisol que se libera ante la amenaza de algún peligro. El cortisol genera todo tipo de efectos del ruido sobre la salud.

En gran parte, por esta razón preferimos vacaciones en la montaña o en una playa solitaria, que a la par de una calle transitada o en el medio de la ciudad bulliciosa. Mientras que el ruido nos pone estresados y violentos, el silencio nos lleva a estar relajados y de buen humor.

Reduce el Riesgo de Enfermedades

Desde el año 2012, la Organización Mundial de la Salud viene poniendo la dimensión del silencio sobre el tapete político, en gran parte por las consecuencias adversas del ruido y de la bulla sobre la salud. El ruido afecta el sueño, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, disminuye el líbido.

Por ejemplo, conforme a un estudio exhaustivo con diversas recomendaciones de esa misma organización —nada más contemplando poblaciones en Europa occidental— la carga negativa del ruido sobre la salud equivale a perder más de un millón de años de vida sana. (Y, de nuevo, eso nada más en Europa occidental.)

“El ruido ambiental figura entre los principales riesgos ambientales para la salud física y mental y bienestar, con una importante carga de morbilidad asociada en Europa”, concluye el reporte.

Las razones de esta afirmación se basan en que la exposición constante al ruido incrementa la ocurrencia de diferentes males. Entre estos: ataques al corazón y enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo en niños, trastornos del sueño, y sentimientos de irritabilidad en general. Además, el ruido genera lesiones irreversibles al sistema auditivo, provocando sordera y un zumbar constante en los oidos. (Según el Centers for Disease Control and Prevention, más del 50 por ciento de los adultos mayores de 60 años sufren de pérdida auditiva. Por un lado, esto contribuye a su aislamiento social. Por otro, obliga a sus familiares a hablar más fuerte y a repetirse dos o tres veces.)

De manera similar, la bulla es estrés y el estrés son el equivalente a una muerte lenta. El ruido se ha demostrado ser un factor estresante que aumenta la angustia de la mente y del cuerpo. El ruido altera el equilibrio del organismo, haciéndonos más suceptibles a enfermedades como la hipertensión —y por ende más propensos a ataques al corazón o a derrames cerebrales—. (Por ejemplo, ya desde el año 2002 el World Health Report de la OMS ha estimado que la hipertensión afecta a más de 1.000 millones de personas, resultando en 7.1 millones de muertes cada año.)

Esto ha llevado a la OMS a recomendar niveles sonoros no mayores a los 54 decibeles durante el día y a los 40-45 decibeles durante la noche. (Podemos dimensionar esto con dos fuentes comunes de ruido. El tráfico pesado provoca niveles de 80 decibeles; una cortadora de zacate ¡supera los 90 decibeles.)

Puesto a la inversa, la revista Healthline destaca varios beneficios del silencio para nuestra salud. El silencio es importante para reducir la presión arterial, para aumentar los niveles de concentración y de enfoque calmando pensamientos acelerados. El silencio estimula el crecimiento del cerebro y la creatividad, mejora la capacidad de sueño, fomenta la atención plena, entre otros. 

Todo esto está ligado a nuestro bienestar. Por algo es que las encerronas empresariales y los lugares de retiro se encuentran en lugares silenciosos en las montañas. Y así como nuestra salud está ligada a la calidad de lo que comemos y tomamos, también está ligada a la calidad de sonidos que nos rodean. Somos lo que comemos, y somos lo que oimos también. El silencio, literalmente, es pura vida.

Eleva la Calidad del Sueño y del Descanso

Está de sobra decir que nadie puede dormir con bulla —ni un bebé de dos años, ni un universitario de 21, ni un adulto mayor de 65—. Con ruido no hay descanso; mientras que con silencio, sí hay buen sueño.

Lo que no es tan evidente es cómo la calidad del sueño se ve afectada incluso por sonidos que parecen insignificantes. Según la OMS, necesitamos dormir en ambientes con menos de 30 decibeles para tener verdadero descanso de calidad.

Esta comparación de niveles sonoros elaborada por la Universidad de Yale pone en contexto esa recomendación:

  • 20 a 30 dB — entorno natural sin ruido y sin viento
  • 25 a 30 dB — susurro ligero entre personas, lo que llamamos “hablar en silencio”
  • 45 dB — lluvia liviana
  • 50 dB — conversación ‘silenciosa’
  • 55 dB — refrigeradora doméstica
  • 60 a 70 dB — conversación normal
  • 70 a 80 dB — jalar la cadena de inodoro / aspiradora de piso
  • 80 dB — tráfico pesado / restaurante concurrido
  • 90 dB — soldadura / cortadora de zacate
  • 100 dB — taladro
  • 110 dB — motosierra

Esta escala de decibeles hace ver como, de hecho, para dormir bien requerimos niveles sonoros bastante bajos. Hasta el un ruido de una refrigeradora puede ser suficiente para afectarnos el sueño.

De aquí es importante también recalcar cómo la calidad del sueño está relacionada con la calidad de vida. De acuerdo a la revista Psychology Today, apropiarnos de la ciencia del sueño es considerado entre lo más importante para mantenernos saludables. ¿Por qué? Porque el sueño restaura; el sueño alivia; el sueño sana y regenera. Además, nuestra capacidad de aprender y memorizar, la salud del corazón y del sistema circulatorio, el estado de ánimo, la estamina y hasta la líbido —esto y más está ligado al buen dormir—.

El doctor y profesor de la Universidad de California, Thomas Ruthledge, cataloga el dormir bien como el “antidepresivo natural”. Llama también al sueño como el “bálsamo más efectivo para la vida moderna”. Según este especialista, ningún medicamento ni suplemento proporciona lo que nos brinda el buen dormir. (Leamos eso de nuevo.)

En resumen… sin buen sueño, no hay buena salud, y sin suficiente silencio, no hay buen sueño. Por más evidente, así de simple es la matemática. Puesto de otra manera, el silencio es vivir bien; el silencio es —literalmente— mejor vida.

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Esto trae a la memoria otro refrán que dice que un pez no sabe lo que se siente estar mojado. Como siempre ha estado en el agua —‘mojado’— el pez no conoce otra realidad —y por ende ignora que existe tal cosa como estar ‘seco’—.

Algo parecido nos sucede a nosotros. Habiendo crecido tan sumergidos en el ruido, hemos llegado a asumir que el ruido es ‘normal’ y que es la única realidad. Y tristemente los tomadores de decisiones del pasado parece que asumieron esto también. Y por alguna razón le dieron carta blanca al ruido —casi como si el ruido fuera un dios con la última palabra—.

Pero no es así. El ruido no es un dios; ni tiene la última palabra. Y en Sin Ruido Pura Vida estamos convencidos que las y los tomadores de decisiones de hoy tienen una visión diferente. Y estamos convencidos que las y los tomadores de decisiones quieren una mejor manera de vivir y vidas plenas y saludables para todos en Costa Rica. Así que por eso en Sin Ruido Pura vida estamos extendiendo este llamado a que trabajemos juntos para que el silencio y la paz sonora sean la regla y no la excepción en nuestra querida Costa Rica.

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¿El Nuevo Bálsamo?

¿Será, entonces, que el silencio y la ausencia de ruido son el nuevo oro invisible y el nuevo bálsamo para la salud? Estas recomendaciones médicas y científicas confirman lo que la mayoría ya sabemos de manera instintiva. Si nos detenemos a prestarle atención a nuestras experiencias personales, viendo hacia atrás es fácil darse cuenta que ‘por algo es’ que nos gusta vivir con más silencio y menos ruido.

Los paseos a la playa alejados del estrés, las escapadas a una cabina en media montaña, los domingos las 6:00am cuando no se oye nada, las caminatas al Chirripó, los viajes en rápidos navegando las aguas del Pacuare, las noches de Pandemia sin el ruido del tráfico…

¿Qué sería si en las ciudades en Costa Rica viviéramos  y durmiéramos con menos ruido y con más tranquilidad? ¿Qué sería si experimentáramos la paz del campo en nuestros barrios y ciudades?

Escuchemos nuestro cuerpo y démonos cuenta que el cuerpo mismo nos pide estar más relajados. El cuerpo nos pide dormir mejor, descansar más. El cuerpo mismo nos pide menos cortisol y menos estrés; y más bien vivir sin ruido para estar pura vida.

Más allá de lo que la ciencia y la medicina recalquen, sabemos en lo más profundo lo bien que se siente vivir sin ruido. Estar de mejor ánimo y menos a la defensiva. Tener mejor salud y menos propensidad al deterioro mental. Vivir más alertas y menos irritables. 

Es hora de que el silencio y la ausencia de ruido sean considerados y resguardados como dimensiones fundamentales de nuestro bienestar.

Foto de portada por @pucci.cr

20 January 2024 | by Eduardo Sasso G.